Fracturas
Destellos irisados bañaban la mesa de caoba. El cristal del alma giraba lentamente a medida que su vida continuaba. Si te parabas a observar podías admirar el crecimiento de la estructura cristalina a medida que Loug adquiría nuevos conocimientos y vivía nuevas experiencias.
Aquella tarde todo parecía seguir el curso de los acontecimientos. Loug abandonaba la academia y emprendía su regreso al hogar. Lentamente recorría el mismo camino que había hecho en los últimos dos años. Las Ajzhai observaban embelesadas el cristal. Éste bailaba meciéndose suavemente arriba y abajo mientras a cada vuelta los reflejos iluminaban la estancia. De pronto un chasquido y el cristal se detuvo con una leve vibración para acto seguido continuar su girar. Ellas parecieron no percatarse del suceso y siguieron riendo y dejando que la luz del alma las bañara sin la menor preocupación.
Otra vibración, otro chasquido, esta vez algo mas notable. Yorah arqueó una ceja y se separó de la escena un poco, buscando mayor perspectiva, tratando de localizar el origen del extraño sonido. Igver notó la vibración y se acercó ligeramente al cristal, pero este ya había comenzado a girar aunque vacilante.
Finalmente el Shijar se detuvo. Vibraba tratando de continuar su lento recorrido. Las luces ensombrecieron. Oloa se puso de pie mientras sus hermanas se unían a ella. Otro crujido, seguido de otro mayor. Las fracturas eran ya visibles en el cristal.
Las lágrimas afloraron en los ojos de las tres Ajzhai. Frente a ellas el Shijar dejó de vibrar, parpadeó una última vez y cayó sobre la mesa partiéndose por todas y cada una de las fracturas que se habían producido.
Loug yacía escondido entre unos arbustos. El cuerpo había sido tirado. Los bolsillos del revés y todas sus pertenencias tiradas a su alrededor. De las varias puñaladas manaba su sangre y con ella su vida. Su alma se apagó al tiempo que el Shijar explotó.
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