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Sueños

  Aquel sueño se venía repitiendo desde hacía varios años. Todas las noches se despertaba a la misma hora al golpearse contra la puerta de la casa. Estaba claro que Ulk'grish era sonámbulo. Lo más extraño de todo aquello era que nunca había logrado recordar el sueño. Bueno, eso y que todo había comenzado de repente. Cuentan las leyendas de los Ulk, que su territorio había sido en otro tiempo un enorme vergel. Grandes y extraños árboles se rememoraban en cada una de las historias que la abuela de Ulk'grish le contaba todos los días a la misma hora pues así se lo habían enseñado a ella. Formaba parte de su cultura. Transmitían el conocimiento de un pasado mejor, de generación en generación, pues estaba escrito que así debía ser. Como el viento erosionando las rocas, las palabras se habían ido borrando de la memoria de los Ulk. Muy pocos recordaban fragmentos enteros de la historia, y casi todos contaban una versión propia de la misma. Ulk'lah se afanaba en que la historia per...

Búsqueda

Las sombras, apenas proyectadas por aquellos raídos jirones de tela que cubrían el ventanal, danzaban reflejadas en el cristal. El fantasmagórico brillo que despedía el líquido de suspensión iluminaba el rostro cansado de Alhoc. Llevaba semanas en la misma postura. Apenas si se había movido para ir a buscar algo de sustento por los alrededores y saciar sus variopintos instintos. Las horas pasaban demasiado lentas. Sus nervios, antes bajo control, comenzaban a desencadenarse y aquello solo podía significar una cosa. Pronto se vería obligado a abandonar su refugio en la colina y dar rienda suelta a su instinto. Aún recordaba el tiempo donde era capaz de ocultarse, mezclarse entre el resto de razas sin ser detectado, pero algo había cambiado. Muchos de los suyos habían sido cazados como animales, lenta pero inexorablemente. Le costó años averiguar cuál era el motivo. Uno de los suyos se había cambiado de bando, sencillamente, porque no estaba dispuesto a respetar las leyes de caza. Yalhoc...

Fracturas

Destellos irisados bañaban la mesa de caoba. El cristal del alma giraba lentamente a medida que su vida continuaba. Si te parabas a observar podías admirar el crecimiento de la estructura cristalina a medida que Loug adquiría nuevos conocimientos y vivía nuevas experiencias. Aquella tarde todo parecía seguir el curso de los acontecimientos. Loug abandonaba la academia y emprendía su regreso al hogar. Lentamente recorría el mismo camino que había hecho en los últimos dos años. Las Ajzhai observaban embelesadas el cristal. Éste bailaba meciéndose suavemente arriba y abajo mientras a cada vuelta los reflejos iluminaban la estancia. De pronto un chasquido y el cristal se detuvo con una leve vibración para acto seguido continuar su girar. Ellas parecieron no percatarse del suceso y siguieron riendo y dejando que la luz del alma las bañara sin la menor preocupación. Otra vibración, otro chasquido, esta vez algo mas notable. Yorah arqueó una ceja y se separó de la escena un poco, buscando may...

Día uno

La brisa mecía dulcemente la copa de los árboles. El movimiento que le imprimía a la torre de vigía producía tal sopor que hasta mantener los ojos abierto costaba. Eylene trataba por todos los medios mantenerse ojo avizor, pues durante las guardias estaba terminantemente prohibido distraerse. Eylene resistía a duras penas, no debía caer en los deliciosos brazos del sopor pues debía seguir manteniendo la guardia. El Señor se había vuelto muy taimado últimamente y tan pronto soplaba esa dulce brisa como vientos huracanados arrasaban Faer'ungoth. La Ama proveía y Eylene debía corresponder. Su generosidad debía ser compensada. Su misión consistía en salvaguardar la pequeña oquedad en el tronco del gran árbol. Defender la estrecha entrada en el infranqueable muro de espinos que alfileteaban las ramas y el tronco pero esa noche el Señor estaba especialmente seductor y provocó que Eylene de la casa Caille'sath fallara en su sagrada misión. Eylene se hundió en un profundo sueño esperan...

Alter Ego

El frío invierno azotaba la ventana, tras las cortinas hechas jirones de aquella desvencijada habitación. Los rayos de la luna iluminaba hasta el más recóndito hueco de mi alma. Desnuda ante mi diosa Eisenhad, rogaba porque esta noche no se repitiera. Acurrucada en la cama llorando en silencio, mientras me repetía una y otra vez que no era más que una pesadilla que ya no volvería a suceder. El mundo se paró y los pasos, marcando cada segundo menos para el desenlace, comenzaron a retumbar. Lentamente el sonido sordo y hueco se estaba acercando. Con la respiración agitada me deslicé debajo de la cama, pegándome todo lo que me fue posible a la pared. Cerré los ojos y me tapé los oídos para no escuchar ese profundo chasquido. Ese susurro que indicaba el comienzo de mis pesadillas. - Buenas noches luz de luna, papá ha venido a desearte buenas noches.  - Las palabras se arrastraron torpemente desde esa serpiente mientras las sombras proyectadas por la vela sujetada por esos dedos arru...

La noche

Lentamente se tiñen jirones en el cielo. Adquieren hipnótica tonalidad violácea que enloquece. Todo gira sucumbiendo a la muerte del astro rey y mis pensamientos amenazan tormenta. Allá en el horizonte los fogonazos se suceden, aumentando su frecuencia. Ya se acerca. Vago por la estancia sin perder de vista la ventana. Comienza a repicar en la ventana poco a a poco aumentando en intensidad, hasta volverse un ruido casi ensordecedor. La noche es cerrada y caen relámpagos que alumbran oscuras siluetas en la distancia. Ocultas entre cortinas de lágrimas derramadas por tantas personas que fueron antes que yo. Lucho por salir de este caos. Batallo por lograr algo de cordura en mis pensamientos que se niegan a volver al cubil del que nunca debieron partir. Se arrastran por mi subconsciente, agazapados y dispuestos la caza. Esperan el mejor momento para saltar. Mis ideas se arremolinan y enloquece mi pobre corazón que está a punto de tirar la toalla. Tan pronto como había empezado, todo ...